No hay nada más crudo, brutal, desgarrador, rociado en lágrimas y en sudor, vivo, como Lisabö. Bajo el título de “Animalia Lotsatuen Putzua”, o “El charco de los animales avergonzados”, se reúnen 6 temas de una media de 6 minutos, rociados de la esencia de la vida, de una poética dolorosa, lunática, hecha trizas. Lisabö desprenden rabia, te hacen meterte dentro de su mundo, este disco quema, duele, pero te cura, te revitaliza, este disco escuece. Éste es un disco que no tiene nada que envidiar en potencia, contundencia, rabia y calidad a aquello que ocurría en los 90 con Kyuss, Neurosis o Slint. Y es propio, propio como sólo saben hacerlo Lisabö (propio hasta el punto de que es autoproducido).
Las atmósferas de matiz post hardcore y post metalero se funden en un disco esquizofrénico, dinámico, lleno de matices, de instantes, de potencia desbocada. Dos bajos, dos baterías y dos guitarras y cantantes que crean un gran animal rítmico, un monstruo de sentimientos desbocados, una máquina que te parte en dos, una música demoledora, pero bella, bella como sólo puede ser la verdadera belleza, la belleza de la realidad, de la crudeza. Las letras, de mano del poeta Martxel Mariskal, que es el 7º miembro de Lisabö, rocían este disco como si regara unas flores carnívoras. Fragmentos como “yo no espero la pureza del alma, por eso he de derretirme contra el sol, yo no espero la sublimidad, por eso me veo obligado a arrastrar mi sonrisa, y oler, tragar, comerme la tierra, besar los gusanos escleróticos” (Oroimenik gabeko Filma, o “La película sin recuerdo”), cantados en euskera, te hacen (aun sin suponer a simple escucha lo que estas letras significan) estremecerte, perderte al muro de sonido que crean Lisabö.. ¿A alguien le cabe alguna duda de que Lisabö son el grupo más terrible, más sentido, más visceral de la Península?
Por mi parte, sólo queda añadir que debéis aprovechar para verlos en lo que queda de año, pues en concierto son todavía mejores (en el Moby Dick salí mareado y que apenas podía sostenerme, la música literalmente te embriaga), y tienen fechas, entre otros, en Sevilla, Capellades o Francia. ¿A qué esperáis para sentir el temor? “En los charcos de barro de los animales avergonzados, en los charcos de barro de los animales avergonzados…”
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