Definir treinta años de discografía es poco menos que una temeridad, pero no creo que este sea el caso. A pesar de que debido a las desapariciones de Jaz entre 1990 y 2006 editaron sólo cinco discos, hay mucha tela que cortar con esta gente, entre directos y re-ediciones ampliadas de sus viejos trabajos, pero la gracia de esta entrada es que en lo personal, para mi hay cuatro momentos clave en su discografía para entender su importancia dentro de la música. Ya sólo por el debut se les va a recordar como los que dieron los primeros pasos para lo que luego sería el rock industrial y se adelantaron unos cuantos años a muchos sonidos que luego serían del rock alternativo y el hardcore. Pero además luego supieron mutar a tramas más “comerciales” para algunos, un poco al estilo David Bowie, pero sin perder su magia… aunque su momento más bajo se vivió precisamente en esa época. Luego, cuando muchos en ese momento decidirían volver la vista atrás para reconciliarse con la gente, es cuando se ha visto que Killing Joke van a su aire, metalizando su sonido y posteriormente emparentándolo con el hardcore metal e incluso el post hardcore (etiquetas empalagosas, por otra parte), pero siendo capaces de mantener sus señas de identidad bien vivas, ese nervio punk imbatible e imperturbable por encima de todo. Pocos grupos hoy en día pueden decir que tienen este bagaje y esta capacidad de supervivencia, pero es que además en vivo siguen siendo una apisonadora a pesar de rondar ya la cincuentena, con un repertorio que tira de espaldas y una energía desbordante.
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Helmet y Metallica versionaron temas de este disco y grupos como Ministry, Nine Inch Nails, Godflesh o Big Black podrían hablar sobre la influencia ejercida en su música por el debut de los ingleses, uno de los discos clásicos de la época pero también una pieza clave para entender en lo que luego devendría el rock industrial y sus derivados. Es difícil escucharlo y no notar como el sonido del grupo, por aquel entonces, se movía en unas coordenadas que tenían de punto de partida el post punk, al que luego añadirían sus propias ideas con unos inspiradísimos riffs de guitarra que poco tendrían que envidiar al de muchos grupos hardcore, e incluso rock alternativo, que vendrían bastantes años después. Por no hablar de lo bailable de su sonido gracias sobre todo a los devaneos tribales y funk de la base rítmica, los brillantes sintetizadores, los hipnóticos y oscuros ritmos de Requiem, The Wait, Wardance, los berreos de Coleman, las atmósferas cuasi industriales… una monolítica pieza de pies a cabeza que con el paso de los años no ha perdido un ápice de intensidad y fuerza, regurgitando un género tan novedoso como cerca de la muerte y la resurrección, y recubriéndolo de multitud de simbióticos matices.
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